Distintivos
ALABANZA EN EL CULTO
Creemos en el principio normativo de la alabanza, lo que Dios no ha mandado esta prohibido Como iglesia creemos que las escrituras nos ordenan el cantad Salmos en nuestros cultos.
La palabra salmos en hebreo significa himnario o alabanzas. Todas las referencias en el nuevo testamento en este tema se refieren claramente al canto exclusivo de los Salmos.
Así lo entendieron todos los componentes de la confesión de fe de Westminster poniendo como referencia a cantar salmos las referencias de Efesios 5:19 y Colosenses 3:16. Claramente los componentes de la confesión de fe citan están 2 referencias cuando ordenan cantad sólo salmos, entendiendo que salmos ,himnos y cánticos espirituales se refiere siempre a los salmos.
El 99%de las iglesias reformadas en el siglo 16 siguieron este principio.
Los himnos fueron introducidos en la iglesia por los padres del arminianismo los hermanos Wesley ,especialmente Charles, también Isaac Watts y otros.
CREEMOS EN LA DOCTRINA REFORMADA DE SALVACIÓN
Estamos convencidos de que Dios es Soberano sobre todas las cosas, y así mismo Dios es soberano en la Obra de la Salvación. Él nos escogió desde antes de la fundación del mundo tan solo en base a Su Gracia (Efesios 1:4, 11). Cristo vino al mundo para salvar a aquellos que el Padre escogió para que creyesen en Él (Juan 10:11; Efesios 5:25; Apocalipsis 5:9).
Nosotros, por naturaleza, estábamos totalmente perdidos y corrompidos, muertos en nuestros delitos y pecados, incapaces de responder al llamado de Dios, y jamás hubiésemos buscado a Dios si Él no nos hubiera alcanzado y atraído hacia Él con su Gracia irresistible (Romanos 3:10ss; 8:7-8; Juan 6:37, 44; 10:27-29).
También creemos que las personas son completamente responsables de las decisiones que toman. El Evangelio es libremente ofrecido a todos y Dios desea que todos procedan al arrepentimiento. Cualquiera que cree en el Señor Jesucristo será salvo (Romanos 10:9-13; Hechos 16:30-3). La relación entre la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre es un misterio para criaturas limitadas como nosotros, pero ambas verdades son enseñadas en las Escrituras y nosotros las creemos y enseñamos.
CREEMOS EN LA AUTORIDAD DE LA ESCRITURA
Reconocemos la suprema autoridad de las Santas Escrituras. Creemos que la Biblia, tal como fue originalmente escrita en Hebreo, Arameo y Griego, es la única Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo, inerrante, infalible y máxima autoridad para el creyente de todos los tiempos, para todas las áreas de su vida y único fundamento de la iglesia del Señor Jesucristo (2 Timoteo 3:16-17; Efesios 2:20). Creemos también que las Escrituras son suficientes para el caminar cristiano del creyente, pues le proveen de todo lo necesario para la vida y la piedad (2 Pedro 1:21).
Las respuestas a las preguntas más profundas del hombre están contenidas en las Escrituras, no en las religiones o filosofías humanas (Colosenses 2:8-9).
Creemos por tanto en la preeminencia de la predicación de la Palabra de Dios, la cual tiene un lugar principal en todos nuestros cultos. Nuestra norma suele ser la predicación expositiva y consecutiva, en la cual se predica un libro de la Biblia de principio a fin. Este método de predicación permite al texto determinar su propósito, no al predicador, y da al ministerio de la predicación un equilibrio bíblico. Este método de predicación también da la oportunidad a toda la congregación de ser expuesta a “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27), escuchando cómo los libros de la Biblia son predicados de forma sistemática para el crecimiento espiritual de la iglesia (2 Timoteo 4:2-4).
Creemos en una predicación cristocéntrica, en la cual Cristo y su Evangelio es expuesto partiendo de cualquier rincón de las Escrituras, pues todas ellas hablan de Él y de su Obra salvadora (Lucas 24:27).
CREEMOS EN LA GUÍA Y LA OBRA DEL ESPIRÍTU SANTO
Creemos que el Espíritu de Dios, la tercera persona de la Trinidad, fue enviado por el Padre y por el Hijo para convencernos de pecado, consolarnos en nuestras aflicciones, y guiarnos a la verdad de Cristo para Su gloria (Juan 16:1-15).
Creemos que el Señor Jesucristo es nuestro único Sumo Sacerdote, por quien tenemos acceso gratuito al Padre y quien intercede por nosotros delante del Trono de la Gracia. No hay otro mediador entre Dios y los hombres, ni humano ni celestial, sino solo Cristo. Por los méritos de Cristo los creyentes somos hechos sacerdotes, dándonos Él entrada a la presencia del Padre guiados por el Espíritu Santo.
Creemos pues que cada cristiano tiene la facultad otorgada por Cristo de leer y entender las Escrituras, de crecer en santidad y obediencia, y de orar a Dios sin otro intermediario que el Nombre y los méritos de Cristo (1 Timoteo 2:5; Hebreos 12:24).
Creemos también que cada creyente ha recibido unos dones de parte de Dios y a través del Espíritu Santo, y que debiera ejercitarlos sirviendo a la Iglesia del Señor Jesucristo. Es nuestro deseo como iglesia equipar a cada uno de nuestros miembros para servir mejor con sus dones, estableciendo nuevos ministerios según las necesidades de la iglesia y procurando el crecimiento como cuerpo de Cristo (1 Pedro 4:10-11, 2:9; 1 Corintios 14:26; Efesios 4:11-13; 5:19; Colosenses 3:16; 2 Timoteo 2:2).